El ave fénix

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El origen del Ave Fénix viene de los desiertos de Libia y Etiopía, una tierra donde el color de sol tiene un tono especial. Aun así, su nombre proviene del griego «phoinix» que significa rojo.
Es un animal fabuloso, una especie de semidiós, según la tradición, por sus atributos sobrenaturales. El Ave Fénix se consumía por acción del fuego cada quinientos años, llegando a morir. Después otro Ave Fénix nuevo y joven surgía de sus cenizas. Era único y solitario en su especie.
Los griegos le dieron el nombre de Phoenicoperus, que significa  “alas rojas”, apelativo que se extendió por toda la Europa romana y ha sido posteriormente adoptado para denominar al gran flamenco por todos los científicos del mundo, quizás por asimilación. Para el pueblo griego consistía en un pájaro que, con sus alas perfumadas de deliciosos olores, se dirigía hacia el altar del sacerdote de Heliópolis, donde se incendiaba él mismo con el fuego. Al día siguiente de su muerte, aparecía un gusano pequeño en el mismo lugar que se transformaba un en un gran pájaro adulto. Así lo contaba Heródoto.
Su tamaño es similar al de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras, siempre envuelto en llamas. Hay diversas hipótesis sobre sus vuelos, tiene mitos relacionados en Oriente Medio, la India, el Norte de África y en los desiertos de Arabia, donde se supone que anidaba para descansar.
Se cree que fue el único animal del Edén que resistió la tentación del pecado, lo que le convirtió en un ser eterno. Cuenta la leyenda que el Fénix vivía en el Jardín del Paraíso donde anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de sándalo y otras maderas y hierbas resinosas y perfumadas, en lo alto de una montaña de la lejana Arabia, donde vive, ponía un único huevo, que incubaba durante tres días, y al tercer día ardía, no se sabe si por el fuego que él mismo provocaba o por causa accidental. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo el mismo ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada 500 años. Según el mito, se le añaden otros dones, como la virtud de ser curativas sus lágrimas.
Los egipcios era como el símbolo de la inmortalidad y el renancimiento y dios protector de los muertos, decían que tenia un color rojo y plumas de oro, y en su honor le dedicaron un templo en Heliópolis que fue la ciudad sagrada del Fénix, donde volvía cada 500 años para morir y renacer ya que este es su principal papel, renacer y crearse a si mismo.
Se decía que era el guía del sol, y se le asocio con el planeta Venus, la estrella más brillante del cielo, se representaba como una garza, que a veces lleva la corona blanca y dos plumas o la corona Atef o el disco solar.
En la iconografía cristiana, el Ave Fénix, como símbolo de la resurrección representa a Jesucristo. Ya se cree que los Fénix están representando el fuego y que los labradores le pedían en épocas de frío que hiciera brillar el sol, para que así sus cosechas nacieran. Para el hombre, el Fénix ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación y la inmortalidad. Este animal renace de sus cenizas demostrando su fuerza interior.

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